El running ha pasado de fiebre pasajera a patología crónica, motivo por el cual algunos expertos han avalado la creación de centros de desintoxicación para tratar esta epidemia tan contagiosa. En Badajoz se ha inaugurado una de estas instalaciones con el nombre de ‘No corras, cobarde’, en el que un grupo de entrenadores personales del sedentarismo intentan reconducir las prácticas de los internos.

“Lo primero que hacemos es ponerles frente a un espejo para que sean conscientes de las pintas que llevan, poniendo énfasis en las lorzas y carnes flojas que se menean en la zancada;  muchos de ellos se derrumban en esta primera fase, lo cual facilita el paso siguiente”. Incidir en la necesidad de vestir como personas normales y respetables es el primer objetivo del tratamiento.

A continuación les introducen en una sala en la que todos los objetos y estímulos a su alcance están revestidos con distintas tonalidades de colores fosforescentes, para que sepan lo que sienten quienes se cruzan con ellos. “Algunos abandonan forzosamente el hábito de correr tras esta prueba porque sufren fuertes caídas al marearse por la fatiga visual que padecen. Es una terapia de choque en toda regla”. No en vano, el sector oftalmológico ha registrado un aumento exponencial de los casos de desprendimiento de retina de viandantes que pasean por parques y plazas por culpa de este fenómeno.

El siguiente proceso es someterlos a una charla de temas insustanciales durante 30 minutos mientras su interlocutor jadea dejando escapar algo de saliva, sorbe mucosidades o las lanza taponando uno de los orificios nasales, se saca las mallas de la entrepierna y la retaguardia y se limpia el sudor con compulsividad al tiempo que te pide que choques la mano por haber mejorado su marca. “Verse reflejados en esa escena les genera una mezcla de náuseas y ganas de asesinar, nosotros aprovechamos esa ira para enfocarla sobre el hábito del ‘runner’”.

Llegados a este punto, si aún no se han erradicado las ganas de volver a correr, se opta por tratamientos mucho más agresivos. “El vídeo de Rajoy al trote cochinero, con sonrisa socarrona y haciendo el gesto de la victoria con su mano suele ser demoledor, lo usamos como casi último recurso porque los daños emocionales y los perjuicios morales suelen ser devastadores”.

Para los reincidentes y casos más extremos, Apple ya ha lanzando al mercado una aplicación que aplica descargas eléctricas en zonas sensibles del cuerpo del paciente cuando al caminar por la calle empieza a aumentar el ritmo de cadencia de sus pasos.

Imagen inspirada en elperiodicoextremadura.com